Los meridienses trepan por el volcán Adventis con velocidad. En una cueva situada a 30 metros de la cima se celebraba un concierto clandestino de los Strokes. Los meridienses sólo suben al Adventis en estas ocasiones. Desde allí divisan todo el valle y pueden controlar cualquier incursión de las tropas del Imperio. El concierto de esta noche incluye la posibilidad de llevar adosadas a sus vestimentas alas de tortugas oceánicas. Agitando las alas logran crear una atmósfera de psicodelia, ya que aumentan la circulación del aire enrarecido del volcán. A esa altura las emanaciones de gas andrómida provocan un fortalecimiento de la musculatura y una activación del aparato locomotor. Todas estas condiciones son las idóneas para que las fiestas robóticas sean un éxito.
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