martes, 27 de enero de 2009

Los Tejedores de Luz

Los Tejedores de Luz habían invadido los sentimientos inoportunos de los robots. Convertían las noches de recarga eléctrica en sueños diurnos de arcoiris sin fin y las lágrimas metálicas en perfiladas sonrisas. Los Tejedores de Luz eran los responsables de velar por la felicidad robótica de la colonia terrestre.

Los sentimientos inoportunos generaban cólera, ira y rabia en los receptores de alarma de las máquinas inteligentes, pero eran necesarios para crear robots más eficientes. Las emociones programadas redundaban en una mayor productividad en las explotaciones a cielo abierto.

En el 3012 los seres humanos habían burlado el cambio climático viviendo en el subsuelo, creando una nueva raza de entes biónicos para trabajar bajo los efectos letales de los rayos uva del exterior. En algunas colonias los robots se habían rebelado contra su esclavitud con una violencia atroz, reventando las instalaciones y autoterminándose, es decir, suicidándose. Los especialistas en comportamiento robótico investigaban las causas. Mientras tanto los Tejedores de Luz se encargaban de (controlar) reconducir sus emociones con irradiaciones electromagnéticas.

Los Tejedores de Luz eran esquimales supervivientes del cambio climático. Algunos seres humanos que vivían en el Ártico, la zona más castigada por el nuevo clima, habían generado la capacidad de almacenar los rayos uva. La mayor parte de ellos murieron debido a las monstruosas deformidades, pero una pequeña minoría había logrado sobrevivir. Eran los Tejedores de Luz, mutantes de ojos rasgados con extremidades muy largas y frágiles que se trasladaban a bordo de pequeños vehículos. Colocaban el dedo índice en el centro de control electroemocional de los robots y conseguían mitigar su ira sin sentido.

El inconveniente era que los Tejedores de Luz se estaban volviendo estériles y su población se reducía. Si se rebelaban los robots y destrozaban las instalaciones, ¿qué haría el ser humano?

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